Visita a Oporto


Noviembre del 2012,

Visitar Oporto es retroceder en el tiempo. Tranquilo y deliciosamente «decadente» Oporto nos brinda la oportunidad de «tocar» de primera mano la historia de un país, una ciudad y un producto fantástico: el vino de Oporto.

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Junto a la ciudad nueva, que en poco se diferencia de cualquier otra ciudad moderna occidental, sobrevive el casco viejo, plagado de pequeños comercios y edificios abandonados. Todos tenemos una clara idea de que los tesoros no suelen mostrarse fácilmente. Así, el visitante necesita encontrar su propio ritmo para poder deambular por las callejuelas y captar todo lo aquello que hace famoso Oporto desde hace tiempo. Solo después de haber cogido el ritmo a la ciudad y del río Douro uno puede disfrutar en su justa medida, con su gastronomía y sus increíbles vinos.

Será de parada obligatoria Vilanova da Gaia, no solo para disfrutar de sus bodegas históricas y de los vinos que contienen, sino para poder ver Oporto desde el otro lado del río desde una perspectiva privilegiada. Las estrechas y empinadas calles invitan a uno a ejercitar las piernas. Como premio, tendremos tendremos la oportunidad de visitar una pléyade de bodegas históricas. Burmester, Niepoort, Fonseca, Dow’s, Taylor’s, Graham’s y Churchill’s son algunas de ellas, donde también se pueden degustar sus vinos.

Como sabrás, el Oporto es un vino «generoso». -¿Y qué diantre quiere decir esto?, preguntarás. En pocas palabras: tiene más alcohol del que se conseguiría por medio de una fermentación normal. De hecho provocan una «parada de fermentación» añadiéndole alcohol vínico. Esto resulta en un vino con mayor grado alcohólico, azúcar y aromas primarios. Dependiendo de cuándo se induzca esta parada de fermentación se obtendrá un tipo de vino de Oporto u otro. Básicamente, el oporto se divide en dos estilos: ruby y tawny. El primero es un vino oscuro, rico en azúcares y aromas de fruta y flores que puede llegar a necesitar bastantes años en botella para poder dar lo mejor de sí. El segundo tipo, los tawny, se caracterizan por pasar muchos años en barrica, lo que les aportará el color y aromas característicos de estas largas crianzas (aromas terciarios), y alcanzarán una elegancia que solo en algunos lugares el tiempo da.

Hay muchos estilos de oporto: vintage, LBV (late bottled vintage), crusted (poco común y no amparado por el Consejo Regulador), Colheita, Tawny 10, Tawny 20, Tawny 30 y Tawny 40, y oporto blanco.

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Tuve la suerte de disfrutar de una comida memorable en el restaurante de la bodega Taylor’s, en Vilanova da Gaia, desde donde disfruté de unas estupendas vistas de Oporto y del río Douro. La comida, sensacional. El servicio, impecable. Y los vinos, impresionantes.

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Lo que encontré particularmente divertido es buscar un vino específico de una bodega determinada. Lleva tiempo y esfuerzo visitar los minoristas de vinos donde -con paciencia- se pueden encontrar verdaderas joyas. El secreto es no rendirse. Y como muestra, un botón: será difícil encontrar una botella de Martinez o Smith & Woodhouse, dos excelentes bodegas más conocidas fuera de Portugal que en Oporto mismo.

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Necesité cinco días en la ciudad para familiarizarme con ella y adaptarme a su ritmo, pero necesitaré toda una vida de aprendizaje para llegar a interiorizar algo sólido de estos maravillosos vinos.