Categoría: Destilados y licores

Hace poco tuve la oportunidad de asistir en el Petit Celler de Barcelona a la presentación de la nueva línea de producto de Macallan. La nueva gama Macallan 1824 Series reemplaza a la serie existente, la «Fine Oak» fundamentada en la categorización de los whiskies en función de su envejecimiento.

De toda la campaña de promoción a nivel europeo, Macallan eligió España como último país receptor de la nueva gama. Las tres nuevas referencias, llamadas Amber, Sienna y Ruby, irán sustituyendo paulativamente al estocaje existente de los Macallan 10, 12, 18, 25 y 30 años.

¿En qué se caracteriza esta nueva gama de producto? Primero, abandonan el sistema de catalogación basado en la edad del whisky, y flexibilizan la producción de «single malt» basado en un estilo determinado, independientemente de su edad. El Brand ambassador de Macallan sentenció: «Un estilo de whisky basado en el color». En segundo lugar, Macallan envejece los whiskies en botas que han contenido Oloroso, lo que les aporta un bouqué especial, diferente en cada uno de los tres casos dependiendo del tiempo en que lo hayan tenido en estas botas. Tercero, el origen de esta madera. Casi todas las botas son de roble gallego, y solo una pequeña porción es roble americano.

• Amber: muy floral, con notas de flor blanca, pera, fresas y chocolate. En boca es suave y equilibrado, con un final especiado y retrogusto de pasas. Lo consideran el whisky adecuado para coctelería, pero en mi opinión se deja beber muy bien solo.
• Sienna: es un «single malt» tranquilo y seguro de sí mismo. El aroma está muy marcado por las notas ajerezadas, con puntas de vainilla. En boca es delgado, con final especiado y un suave retrogusto a caramelo. Este es el whisky que sustituiría al que tengo en mente cuando pienso en un «single malt» de 15 años.
• Ruby: en nariz es poco intenso. Me recuerda los brandies «Gran reserva» españoles. En boca es muy fino, punzante y con notas picantes especiadas, con un retrogusto ajerezado. Parece el estilo adecuado para aquellos consumidores acostumbrados al «estilo clásico», como mi paladar, que está hecho a beber brandy.

En resumen: Macallan ha reducido su gama de producto, pero manteniendo una gran calidad. Esta nueva estrategia seguramente les facilitará la distribución y marketing, pero me pregunto si estos cambios aportarán algo positivo al consumidor final. Han apostado por categorizar su whisky según el color y estilo, y tendremos que ver la reacción del consumidor. En cualquier caso es un paso para desmitificar la idea de que «a más edad del whisky más calidad»; y traslada al consumidor la obligación de valorar un whisky por su estilo, en lugar de dejarse guiar por una edad reseñada en la etiqueta.